
WPP está haciendo una de las apuestas más audaces de su historia: una asociación de 400 millones de dólares con Google que podría redefinir cómo funciona el marketing en la era de la inteligencia artificial.
El acuerdo de cinco años le da a WPP acceso a los modelos más avanzados de Google, incluidos Gemini y la herramienta de generación de videos Veo, como se detalla en los informes sobre la nueva asociación .
No es sólo un acuerdo de licencia: es una señal de que la agencia de publicidad más grande del mundo pretende reconstruir sus procesos creativos desde cero.
La idea es simple pero radical: en lugar de generar ideas para anuncios a la antigua usanza, WPP quiere generar, probar y perfeccionar campañas en tiempo real.
La empresa afirma que esto permitirá a los especialistas en marketing producir contenido personalizado más rápido, a gran escala y con una orientación más precisa que lo que permitían los métodos tradicionales.
Con las capacidades predictivas de Gemini potenciando el conocimiento de la audiencia y el motor de video de Veo manejando imágenes dinámicas, WPP podría convertir el ciclo de producción habitual de seis semanas en uno de seis horas, una medida que habría sonado a ciencia ficción de marketing hace unos años.
Por supuesto, esta no es la primera vez que WPP se involucra con la IA. En 2024, la compañía causó sensación al invertir directamente en Stability AI para explorar la creación generativa de imágenes y vídeos.
La medida fue vista como un precursor de una estrategia más integrada y centrada en la IA, y ahora esa apuesta parece estar dando frutos.
Al fusionar las herramientas creativas de Stability con el vasto ecosistema de modelos de Google, WPP se posiciona en la encrucijada del arte y el algoritmo: un lugar donde la narración de la marca se encuentra con la precisión de las máquinas.
El cambio de liderazgo en WPP es otra historia que vale la pena destacar.
Cindy Rose, la nueva CEO y ex directora de Microsoft UK, tomó las riendas después de que Mark Read renunciara en medio de una creciente presión para modernizar las capacidades de inteligencia artificial de la empresa , como se relata en la cobertura de la reestructuración ejecutiva de WPP .
Rose aporta una mentalidad que prioriza la tecnología, algo poco común en el mundo de la publicidad (se siente cómoda hablando tanto de redes neuronales como de informes creativos) y eso podría ser exactamente lo que WPP necesita para seguir siendo relevante.
Curiosamente, este acuerdo también llega en un momento en el que Publicis Groupe descartó públicamente adquirir la unidad internacional de Dentsu y optó en cambio por duplicar el crecimiento orgánico y las plataformas de marketing de inteligencia artificial basadas en datos, según informes de la industria sobre la decisión estratégica de Publicis .
Es un claro recordatorio de que la consolidación no es el único camino a seguir: las asociaciones, como la de WPP con Google, pueden ser la forma más inteligente de mantener el ritmo.
Pero hay un elefante en la habitación: ¿perderá el trabajo creativo su esencia cuando los algoritmos empiecen a proponer ideas? Esa es la cuerda floja por la que caminan las agencias.
Si bien la IA puede generar anuncios hiperpersonalizados, corre el riesgo de hacer que las marcas suenen inquietantemente similares: pulidas, persuasivas, pero extrañamente huecas.
A medida que WPP avanza más en la automatización, su mayor prueba no será cuánto tiempo o dinero ahorre, sino si puede demostrar que la imaginación humana y la inteligencia de las máquinas pueden coexistir sin que una opaque a la otra.
¿Y si esto funciona? Se espera un efecto dominó. Las agencias que antes se burlaban de la «creatividad creada con IA» se apresurarán a firmar sus propias colaboraciones.
Porque en este nuevo panorama publicitario, donde cada milisegundo de atención del usuario cuenta, ser meramente creativo quizá ya no sea suficiente: hay que ser algorítmicamente creativo.